Blog Community Por qué Kensington se convirtió en una isla

Artículo de opinión publicado por Plan Philly.


El cierre de la parada de Somerset no es una solución para los problemas de drogadicción y pobreza en Filadelfia que están perjudicando a la estación, sino que simplemente es otro intento por deshacerse de algunos de nuestros ciudadanos más vulnerables y un paso más para su desalojo.

New Kensington Community Development Corporation (NKCDC), si bien se opone al cierre de la estación de trenes, apoya a los empleados de SEPTA, dado que también son víctimas. La estación de trenes no debería ser una puja entre los empleados de SEPTA y los residentes—ni entre la salud, la seguridad y el empleo—y nosotros no tenemos interés en enfrentar a unos con otros.

No caben dudas de que la estación de Somerset es un lugar peligroso, pero no hagamos de cuenta que se convirtió en eso por obra del azar. No hagamos de cuenta que los residentes, que serán los que se vean más perjudicados por su cierre, son quienes destrozaron el lugar. No es casualidad que la estación se haya convertido en un riesgo para la seguridad. Esto es consecuencia de años de desinversión y de la reubicación intencional de las dificultades de Filadelfia en este lugar.

Vivo y trabajo en Kensington

Al igual que para miles de residentes, la estación de Somerset (a tres cuadras de mi casa en McPherson Square) es la estación de trenes que más uso desde hace 20 años. En mi función de nuevo director ejecutivo de NKCDC, ahora también está a 150 pies (45 metros) de la entrada a mi lugar de trabajo, donde “fomentamos la equidad social y el empoderamiento económico a través de la creación de oportunidades para que los residentes vivan en su barrio preferido y lo transformen de manera activa”.

Soy uno de los miles de residentes que dependen del tren como forma principal de transporte para ir al trabajo, al centro de atención médica o a la escuela. Antes de juzgar o desestimar la importancia del cierre de esta estación, lo invito a venir y trabajar en esa cabina de SEPTA o a caminar las cuadras restantes hasta Kensington Avenue con sus hijos.

Una cantidad incontable de residentes podrían compartir historias tanto de los desafíos de usar una parada de trenes con tantos obstáculos como de las dificultades que les plantea tener que caminar hasta las estaciones de Allegheny o Huntingdon. Sin embargo, durante un tiempo indeterminado, estos residentes deberán hallar la forma de cruzar las vías del tren Conrail o de atravesar los túneles oscuros a lo largo de Lehigh Avenue para llegar a la estación de Huntingdon, o deberán caminar por las cuadras de la Kensington Avenue llenas de edificios vacíos (con los cuales los promotores inmobiliarios esperan a la larga enriquecerse), a través de la mayor concentración de gente en situación de calle de la ciudad, a través del epicentro de la epidemia de opiáceos de la ciudad, para llegar hasta la estación de Allegheny, simplemente para encontrarse con muchos de los mismos problemas que enfrentaban en Somerset. ¿Es eso una solución?

Un barrio explotado para obtener ganancias

Los problemas reales de Kensington y Somerset no son casuales y no aparecieron de un día para el otro.
Los obstáculos a los que se enfrentan los residentes de esta área son producto de décadas de desinversión, desigualdades y racismo después de haber funcionado como punto de entrada al país y a la región para inmigrantes europeos, afroamericanos y puertorriqueños, entre otros.

Esta siempre ha sido una comunidad valiosa, con personas que llegaron a Kensington desde todo el mundo. Durante generaciones, la riqueza provino de su trabajo en las fábricas. El valor de esta parte de la ciudad fue incluso más alto durante los tiempos de guerra: este fue el barrio con el colegio secundario que tuvo la tasa más elevada de víctimas en la guerra de Vietnam, en comparación con cualquier otro colegio secundario de los Estados Unidos. Cuando ya no había más recursos para destinar a la guerra o la industria, se dejó de invertir, hasta que apareció la siguiente fuente de ingresos excepcionales, también a costa de víctimas: el comercio de la droga. Ahora estamos en la última etapa de una increíble explotación del valor de una parte de la ciudad que supuestamente no tiene valor alguno y de personas que ya han dado demasiado: el negocio inmobiliario que convierte una casa de $40,000 cuyo propietario es una persona de color en una casa de $400,000 cuyo propietario es una persona de élite. Le garantizo que, cuando esta etapa termine, los trenes andarán.

No me digan que Kensington no tiene valor. Si no tuviese valor, no habría una fila de promotores inmobiliarios esperando para construir en torno a esta estación de trenes. El valor existe, pero no para los residentes actuales. Al igual que los dueños de las fábricas que explotaron el valor de los cuerpos en los talleres hace 100 años, el valor ahora está en los cuerpos pinchados con agujas y en la propiedad de los trabajadores pobres.

Esta es la comunidad que durante 100 años, como la Estatua de la Libertad, ha enunciado:

Dame tus hombres cansados, tus pobres,
Tus masas amontonadas anhelando respirar libremente,
Los desdichados desechos de tus congestionadas costas.
Envía a estos, los desposeídos, azotados por la tempestad.
Yo levanto mi lámpara junto a la puerta dorada.

Ahora imagine que, después de que todos llegaran a la Isla Ellis, se interrumpiera la circulación de los barcos y dejaran a la gente allí varada. Kensington se ha convertido en esa isla, acogiendo a demasiadas personas y luego privada de transporte, apoyo y oportunidades.

No más desinversión

Los últimos 25 años de estrategias de revitalización de Kensington han fallado y, a menos que hagamos un gran cambio, nuestros enfoques actuales también fallarán.

La estrategia más reciente para que Filadelfia resuelva el problema de la pobreza, la epidemia de opiáceos y la gente en situación de calle ha sido que Kensington y sus residentes, con muy buenas intenciones, adopten a la población cansada, pobre, sin techo, no solo de la ciudad sino también de la región, para que se concentre aquí, y luego darles apoyo. Estos son sus seres queridos del noreste, de Nueva Jersey, de la Main Line, de toda la ciudad y la región. Kensington los recibió y les dio lo poco que tenía. Pero, actualmente, no hay soluciones reales. Fue una artimaña que depositó las cargas más pesadas en aquellos con menos poder para retroceder. Todo lo que queda es seguir aislando y explotando a quienes ya lo han dado todo, antes de terminar dispersándolos a través de la gentrificación y el desplazamiento. “Problema resuelto”.

La historia de aislamiento y desinversión es importante, porque muestra que lo que sucede en Kensington no es solamente por las drogas y la pobreza: se trata de un barrio controlado por inversores y promotores inmobiliarios externos que están apostando a la última etapa de desinversión para maximizar su ganancia. Déjeme derribarle las ilusiones. Las corporaciones de desarrollo comunitario sin fines de lucro no poseen ni controlan este espacio —NKCDC no posee ninguna propiedad o lote vacío en Kensington Avenue. Los políticos no tienen acceso a los recursos de los especuladores y los promotores inmobiliarios privados que poseen cientos de millones de dólares en propiedades de Kensington. ¿Quiénes cree que son los propietarios de los incontables edificios abandonados en Kensington Avenue? ¿Le parece que son los residentes que ahora no tienen transporte? Esta es la historia de los promotores inmobiliarios que poseen todo en este lugar y están esperando explotar el increíble valor de las propiedades que se encuentran a lo largo de la línea de los trenes. Esta es la historia de los inversionistas que continúan dando prioridad a las ganancias y no a las personas, como lo han hecho desde hace más de cien años en Kensington. La desinversión se convierte en ganancia para unos pocos.

Esta etapa final de apropiación de la riqueza se está dando ante nuestros ojos. No podemos permitir que esto suceda ni permitir que este cierre de la estación sea parte de ello.

Lo que necesitamos

En cualquier otra parte de la ciudad, los vecinos hubiesen recibido un preaviso de más de una semana si uno de los principales medios de transporte público dejaba de funcionar. En cualquier otra parte, los vecinos participarían en la planificación del cierre y la reapertura, con servicios mejorados. De hecho, en ninguna otra parte de la Filadelfia actual se permitiría que una estación se deteriore hasta el punto del cierre.

Solicitamos lo siguiente:

1. Una fecha para la reapertura de la estación.
2. Condiciones seguras para los trabajadores de SEPTA que están allí.
3. Más servicio de enlace y de autobuses por la Kensington Avenue.
4. Un comité asesor, que incluya a representantes de Kensington, residentes, asociaciones cívicas, organizaciones sin fines de lucro y negocios, en la mesa de negociaciones donde se deciden las soluciones a largo plazo.
5. Garantía de que se aumentarán los servicios disponibles para las personas sin techo y quienes sufren de alguna adicción.
6. Apoyo para los negocios afectados por el cierre.

No nos interesa crear problemas en otro lado. Queremos brindar apoyo a quienes lo necesitan, estén en la calle o en una casa. No queremos mejorar la parada de Somerset para empeorar las paradas de Allegheny o de Huntington. Estamos aquí para buscar soluciones.

Kensington ha tenido un valor increíble siempre, principalmente en su gente, la que ha ganado poco en comparación con el valor que les ha otorgado a otras personas. No permitiremos que esta sea la desinversión final.

Los errores del pasado no se pueden borrar, y nosotros tampoco podemos desaparecer. Esta comunidad es rica históricamente y en su potencial futuro. Quienes la han sostenido durante tanto tiempo deberían ser quienes se beneficien. Cooperaremos con todos aquellos que deseen ser parte de una solución.

Marcha en busca de seguridad y soluciones
El martes 23 de marzo de 2021 a las 5:30 p. m., participe con nosotros de la marcha por Kensington Avenue para manifestarnos por las condiciones inseguras a las que están expuestos los residentes del barrio y los trabajadores de SEPTA en la Kensington Avenue. Haga carteles, use el equipo de su organización favorita de Kensington, sume su voz, y use una mascarilla para cuidarse. Obtenga más información aquí