Blog NKCDC En Kensington necesitamos terminar con la violencia con armas de fuego ya. Necesitamos medidas ahora. 

Billy Penn publicó una versión original de este ensayo. 


La violencia con armas de fuego en una pequeña cuadra, la misma en la que Rocky cuidaba a su tortuga, es motivo de una historia sorprendente. 

El 2 de noviembre de 2020, empecé a trabajar como director ejecutivo de la New Kensington Community Development Corporation. Las oficinas de nuestra organización sin fines de lucro que brinda servicios en los barrios de Kensington, Port Richmond y Fishtown de Filadelfia están situadas en Ruth Street, a una cuadra de la parada de Somerset El. 

A solo tres días de haber empezado, recibí un oscuro recordatorio de la batalla emocional y física a la que tendría que enfrentarme en este trabajo: un triple tiroteo cerca de la esquina de Kensington y Tusculum. 

Tusculum está a una cuadra de distancia de nuestra salida por Kensington Avenue. De manera contradictoria, es posible que usted ya conozca esta cuadra: allí vivía Rocky cuando intentaba enamorar a Adrian y cuidaba a su tortuga, en la legendaria película de 1976. 

El año pasado, The Inquirer informó que en la última década se produjeron, al menos, 10 tiroteos en 57 manzanas de Filadelfia. Veinticinco de estos tiroteos tuvieron lugar en Kensington. Solo el año pasado, en la cuadra de Rocky en Tusculum hubo 15. Seis acabaron con muertes. 


Tusculum Street

Esta manzana tiene unos 350 pies (106 m.) de largo y unos 150 pies (46 m.) de ancho, así que, básicamente, tiene el tamaño de una cancha de fútbol. Si los Eagles hubiesen jugado en este espacio en 2021, todos los jugadores, ya sean delanteros o defensores, además de los cuatro árbitros, hubiesen recibido un disparo. Casi la mitad hubiese muerto y todo el mundo estaría tomando medidas urgentes. 

Mis vecinos no deberían ser estrellas de fútbol para que sus vidas importen. La violencia que estoy describiendo afecta a los residentes, a las personas que no tienen un techo, a los que sufren trastornos por consumo de sustancias, a los vendedores de drogas y a los empleados de la ciudad, del estado y de las organizaciones sin fines de lucro que hacen todo lo que está a su alcance por mejorar las cosas. Los trabajadores sociales con salarios injustos y los vecinos que están a cargo del cuidado de familiares sufren el trauma del ciclo continuo de violencia a diario. 

En lugar de recibir el apoyo correspondiente, mis vecinos reciben difamaciones varias por reclamar que esto termine. Al intentar abogar por esta causa, nos arriesgamos a que la ciudad, el estado o quien sea nos cancele, simplemente por decir lo que, para todos los que vivimos aquí, resulta más que evidente: que las estrategias actuales no funcionan. 

Como los demás, yo también soy consciente de que podría terminar con una bala en la cabeza solo por el hecho de tener el trabajo que tengo. 


La violencia con armas de fuego es un asunto personal 

En agosto pasado, con una colega le estábamos mostrando el área a un empleado del Departamento de Desarrollo Comunitario y Económico de Pensilvania. En la esquina de Tusculum y Kensington nos topamos con un hombre que tenía una lesión grave en una arteria a la altura de la pantorrilla. Mientras esperábamos que viniera la ambulancia, le hicimos un torniquete con la ropa que teníamos para frenar la hemorragia. En ese momento, los traficantes de droga que operan en esa esquina nos amenazaron porque nuestra ayuda estaba alterando sus negocios. 

En septiembre, volvíamos a la oficina con un colega después del retiro del personal. Cuando estábamos a unas dos cuadras de la oficina, casi nos atropella otro coche en una intersección. Miré el otro coche y vi que, adentro, había tres hombres, nerviosos y asustados. Seguimos camino y ellos nos siguieron, casi pegados a nuestro parachoques. Detuvimos el coche en la oficina; ellos nos rodearon, condujeron hasta el final de Ruth Street y doblaron por Tusculum. Luego escuchamos los disparos. Habían asesinado al capitán de la cuadra. 

En diciembre, unos colegas y yo recorríamos la zona con representantes del Departamento de Comercio de Filadelfia. Al llegar a la esquina de Kensington y Tusculum, se nos acercó un hombre que formaba parte de la banda que vendía drogas en la esquina y nos dijo: “Aquí disparan a las personas”. Comprendimos que no se trataba de una afirmación respecto de la inseguridad, sino de una advertencia. Un par de horas más tarde, dos personas recibieron disparos en ese preciso lugar. 

El año pasado, en Filadelfia se registraron 562 homicidios, el récord más alto hasta el momento. El área más afectada fue Kensington. Se informaron 75 homicidios en el distrito de policía más cercano, el número más alto de la ciudad y el más alto de todos los distritos de Filadelfia. 


Equidad, no igualdad 

Elegí esa manzana de Tusculum para ilustrar la realidad y magnitud de esta violencia con armas de fuego, porque se encuentra a 200 pies (60 m.) del edificio en el que trabajo, que también provee servicios de vivienda asequible en situaciones críticas. 

Pero también podría haber elegido la de Clearfield y F, que queda enfrente de mi casa, cerca de un parque con una biblioteca pública. Podría elegir la de Kensington y Allegheny, en la que hay un importante centro de transporte. O la de Indiana y A, donde están las viviendas para veteranos y uno de los proyectos de desarrollo más importantes de la región. 

Estos problemas complejos necesitan un abordaje urgente. Ya resumí lo que pienso respecto de este tema. Ahora señalaré un par de medidas que creo necesarias. 

  1. Planificar para la equidad, no para la igualdad. Debido a los problemas raciales de clase, la epidemia de violencia con armas de fuego de Kensington forma parte de la crisis general de violencia que azota a Filadelfia. Sin embargo, lo que ocurre en Kensington no sucede en todas partes. Lejos de suponer que todos los barrios viven lo mismo o son iguales, Filadelfia necesita abordar las fortalezas y las dificultades de cada barrio en particular para que todos sus residentes puedan gozar de salud y seguridad. La ciudad necesita una respuesta basada en la equidad que reconozca el racismo y el clasismo históricos que provocaron las cifras actuales, así como el particular trauma comunitario que dejan estos problemas. 
  2. Colaborar para avanzar con las soluciones comunitarias. La violencia que se vive en Filadelfia es el resultado de batallas territoriales. Pero no se trata solo de las batallas entre las bandas de narcotraficantes. La violencia también persiste por las batallas entre la fiscalía y la policía, entre los residentes y los defensores de la reducción de daños, entre las organizaciones sin fines de lucro que luchan contra la escasez de recursos y los proveedores de fondos que le imponen estrategias a una comunidad cansada. La violencia persiste porque las personas que tienen el privilegio de vivir en hogares seguros siguen luchando por el territorio mientras nosotros seguimos muriendo. 


Nuestros héroes están aquí 

Empecé a escribir este artículo el día del aniversario del nacimiento de Martin Luther King, un día en el que se honra a un líder que luchó por acabar con la violencia e insistió en que no podemos esperar pacientemente a que se solucionen las injusticias más graves. 

Kensington no puede aceptar este nivel de terror, dolor y derramamiento de sangre. Pero no debemos esperar la llegada de héroes o líderes. 

Nuestros héroes y líderes ya están aquí. Mientras algunos teorizan, se cruzan de brazos o sienten una superioridad moral por sus acciones minúsculas, los residentes de Kensington siguen prestando servicios comunitarios constantemente y cuidando a sus familias y a las de los demás. 

Las iglesias siguen curando y alimentando a las personas que lo necesitan, los empleados municipales siguen trabajando y las organizaciones sin fines de lucro siguen prestando servicios. Lo que Kensington necesita es que aquellos con el poder y los recursos pongan fin a sus luchas territoriales y apoyen la libre determinación de la comunidad. 

Necesitamos un liderazgo local que reconozca la urgencia de la situación y esté listo y preparado para conducir. Déjennos actuar. 

El Dr. Casey O’Donnell, presidente y CEO de Impact Services Corporation, habla del impacto que tuvo el reciente desarrollo en la zona comercial y las viviendas asequibles en Indiana Avenue y A Street, en Kensington 

Este es mi recuento de la violencia con armas de fuego que tuvo lugar el año pasado en una sola manzana de Tusculum 

  • 12/1/21 – Hombre blanco, 40 años, herido de bala 
  • 21/1/21 – Hombre blanco, 60 años, herido de bala 
  • 3/6/21 – Hombre blanco, 56 años, herido de bala 
  • 27/6/21 – Hombres blancos, 24, 25 y 26 años, heridos de bala 
  • 3/9/21 – Hombres blancos, 28 y 23 años, heridos de bala y asesinados 
  • 22/9/21 – Mujer blanca, 47 años, herida de bala y asesinada 
  • 3/10/21 – Hombre blanco, 38 años, herido de bala y asesinado; mujer blanca, 34 años, herida de bala 
  • 30/10/21 – Mujer blanca, 47 años, herida de bala y asesinada 
  • 17/12/21 – Mujer blanca, 31 años y hombre blanco, 26 años, ambos heridos de bala 
  • 30/12/21 – Hombre blanco, 22 años, herido de bala y asesinado 

NKCDC fomenta la equidad social y el empoderamiento económico por medio de la promoción y creación de oportunidades para que los residentes vivan en los vecindarios de su elección y colaboren activamente en su desarrollo.

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